dimanche 5 juin 2011

gatos

Hay gatos que lo siguen a uno de lejos, espiando desde la esquina o detràs de un àrbol. Alguna vez se acercan tìmidos a que los acariciemos y ante el menor movimiento brusco se alejan para mirarnos desde la sombra con desconfianza. 
Hay gatos que, al contrario, de tanto frotarse y maullar para pedir comida y caricias terminan siendo irritantes y hasta enfermizos. Nos llenan de pelos, nos hacen estornudar y hasta usar bigote postizo y anteojos cuando salimos a comprar el pan. Yo he hasta cambiado de direcciòn y telèfono para terminar huyendo finalmente  hacia paises inciertos, a salvo de cualquier gato que emita no serà mas que un misero maullido de hambre.
Hay gatos que nos lloran, que leen nuestras cartas y ocultan su cabecita peluda entre sus patas para no dejar caer sus lagrimas. El llanto de un gato se escucha por las noches y a kilométros de distancia. Es como un cuchillo que nos atraviesa y nos llena el pecho de certitudes inexactas. 
Hay gatos que aunque nos quieren nos clavan sus garras sin darse cuenta. Algunos lo hacen simplemente jugando, no es que sean malos, simplemente no se dan cuenta que nuestro corazòn no es un ovillo de lana. Otros lo hacen porque nos han seguido tanto que no conocen otra sombra. Y se aferran a nuestros zapatos lastimosamente provocando lo que la gente suele llamar "tener pie de gato" que es tener un pie hundido en un pasado peludo y ronroneante que no nos deja caminar. 
Yo partì de mi pais huyendo de los gatos y de sus caprichos de ausencia o de su persistencia mortal. Me cambié de nombre, de color de pelo y hasta de nariz para ser otro y no dejarme reconocer por felino alguno. Pero no se puede escapar de esos bichos, cualquier artimaña es inùtil: hoy estoy rodeado de gatos; Los caprichosos, los irritantes y los que juegan con mi ovillo de lana (no es que sean malos, simplemente no se dan cuenta). 
Tendré que partir otra vez, cambiar de direcciòn, de apariencia y volar hacia algun paìs incierto, donde ningùn gato pueda acercarse al pececito rojo que llevo entre las manos. Ni los caprichosos, ni los que nos lloran, ni los que nos huyen ni los que claven garras de cualquier ìndole. 


Aucun commentaire:

Enregistrer un commentaire